viernes, 4 de mayo de 2012

Las mujeres generan deseos



Las mujeres inspiran deseos, no solo de su cuerpo sino también de crear, trabajar, construir.

La Academia Nacional de Letras, en su Diccionario del español de Uruguay, define la palabra «cholulo» con mortífera indiferencia, diciendo que es la «persona que se interesa por la farándula».

Si me hubieran pedido que redactara esa definición, habría dicho que «cholulo» es el espectador que idolatra a los artistas, que no sólo intenta devorarlos con los ojos y los oídos, sino que los pondría en un plato hondo, con mayonesa y kétchup, y se lo comería literalmente, con la esperanza de incorporar algo de ese encanto que lo seduce.

El hecho es que no fui convocado para redactar ese diccionario.

El Diccionario de la Real Academia Española (1), a pesar de mostrarse tan prudente, define el verbo «adular», diciendo:

«Hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro.»

Estoy de acuerdo con usted que «cholulo» y «adulón» no tienen significados idénticos, pero en los hechos las personas de una y otra categoría se parecen muchísimo.

En varios artículos me he comportado como «cholulo» o «adulón» del sexo femenino, pero siempre dando argumentos:

Si la «única misión» de cualquier ser vivo es conservar la especie a la que pertenece, la hembra humana tiene un cuerpo que la obliga a cargar con 90% de esa responsabilidad. Los varones que la fecundamos apenas contribuimos en un modesto 10% en la «única misión» (2).

En este artículo agrego un comentario más: Si son los deseos (junto a las necesidades) los que nos mantienen vivos (creativos, trabajadores, emprendedores), es también el sexo femenino el principal generador (motor) de deseos.

Hombres y mujeres, no solo deseamos el cuerpo femenino (3), sino que ellas inspiran el deseo de realizar las pequeñas y las grandes obras.



(Este es el Artículo Nº 1.519)

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