viernes, 1 de octubre de 2010

La homosexualidad es una enfermedad

Es posible definir el vocablo «enfermedad» como aquello que daña el funcionamiento de una colectividad.

Como he sugerido en otros artículos (1), si hablamos de un colectivo de personas, nos referimos a una sociedad, un pueblo, una nación, y si nos referimos a un colectivo de células, podemos estar aludiendo a un cuerpo viable (que está en condiciones de sostener el fenómeno vida).

Si aceptamos que la única misión que tenemos para cumplir los seres vivos, es continuar la existencia de cada individuo y de la especie, entonces aquello que imposibilita cualquiera de esos dos únicos objetivos, puede ser llamado enfermedad.

Por ejemplo,

— un suicida está enfermo porque su organización celular lo induce a la autoeliminación;

— quien haya hecho votos de castidad o celibato, está enfermo porque su organización celular lo induce a tener una conducta no reproductiva;

— quien haya optado por no tener relaciones sexuales con personas del otro sexo y de su misma especie, es decir, que sólo tenga relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, con animales o sólo se masturbe, está enfermo porque su organización celular lo induce a tener una conducta no reproductiva.

Estaremos de acuerdo en que actualmente, es poco menos que un crimen decir que la homosexualidad es una anomalía.

Nuestra cultura está pasando por uno de sus típicos períodos de fundamentalismo, en el que criticar la izquierda es ser nazi, señalar el error de una mujer equivale a ser machista y opinar sobre los efectos no deseados de la homosexualidad, significa ser homofóbico, intolerante, discriminador.

Pues bien, así como lo único permanente es el cambio, la única intolerancia es la de no tolerar la intolerancia, la resistencia, la crítica, el disenso, la exposición de opiniones negativas sobre algo o alguien.

En suma: por lo expuesto, la homosexualidad funciona como una enfermedad.

(1) El injusto proveedor sanguíneo
Los despidos celulares o la amputación laboral


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