lunes, 2 de septiembre de 2013

Los hijos fundan nuevas familias



 
La prohibición del incesto provoca una molestia intolerable, pero las demás molestias padecidas en la patria suelen soportarse sin tener que emigrar.

Si usted destina algo más de un minuto para ver el video cuyo link agrego al final del texto, podrá observar el trabajo de los «empujadores»: personal del metro de Japón, donde, a ciertas horas, los pasajeros entran a presión en los vagones sobrecargados.

La mayoría de estos usuarios viajan incómodos, pero pagan por el servicio un valor correspondiente a condiciones más satisfactorias.

También podría decir que la mayoría de estos pobladores de Japón viven mal, desconformes con el esfuerzo que tienen que hacer para llegar a viejos y morir.

«En todas partes se cuecen habas» y, en todos los países, los humanos tenemos que sacrificarnos, esforzarnos, sufrir incomodidades, frustraciones, tener la sensación de que «alguien» está abusando de nosotros y que nos explota como a esclavos.

Por lo tanto, si usted tiene esa sensación quizá pueda recibir la dudosa buena noticia de que es normal, que su penosa situación está dentro de lo esperado, y que «mal de muchos consuelo de tontos».

Claro que, en este tema, no es fácil diferenciar a un tonto de un sabio, pues los sabios, por su condición de tales, SABEN que razonablemente no se puede esperar nada mejor.

La prohibición del incesto es una incomodidad creada por el ser humano que, por oponerse al instinto de conservación de la especie (instinto sexual), provoca el abandono de la casa paterna para fundar otra familia. Sin esa incomodidad, el deseo sexual podría satisfacerse sin asumir nuevos compromisos, sin formar nuevos clanes, liderados por jefes jóvenes y vitales que defiendan su territorio e, indirectamente, el territorio nacional.

Sin embargo, las molestias de vivir en el país de nacimiento suelen tolerarse sin tener que emigrar.

 
(Este es el Artículo Nº 1.987)

La belleza y las hormonas




Los cónyuges comienzan a verse recíprocamente feos cuando los ovarios dejan de producir las hormonas estimulantes de la fecundación.

Los humanos tenemos dificultades con la verdad y la mentira porque todo indicaría que nuestro cerebro se entera de muy poco.

Para quienes gustan de coleccionar palabras poco usadas pueden comprobar si ya tienen el vocablo «gnoseología», que significa «Teoría del conocimiento» y, otra muy sonora: «epistemología»: «Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico».

Cualquiera de las dos se vincula a la investigación sobre si podemos conocer o no y qué podemos hacer para comprobar si lo que averiguamos es cierto o falso.

Por lo tanto, si lo que voy a decirle le parece imposible, al menos concédale el beneficio de la duda.

Si fuera cierto que en la especie humana es la hembra quien convoca a los machos cuando está en celo, entonces la mujer, que se observa tratando de seducir a un cierto varón. podría interpretar su actitud como que está en celo y que ese príncipe azul es el que su instinto le recomienda para padre de sus hijos.

A partir del momento que la mujer está abocada a conquistar al hombre que desea, se crea toda una coreografía muy variada, pero que en esencia consiste en el intento de estimularlo sexualmente para que se desespere por acostarse con ella.

Ante estos fenómenos hormonales, decorados por miles de aderezos románticos, poéticos, artísticos, delirantes, musicales, ambos se ven maravillosos, hermosos, perfectos, divinos, adorables: ella lo ve así y él la ve así..., y de nada servirá que algún atolondrado (padres, amigos, familiares) intente persuadirlos de lo contrario.

Nacidos él o los hijos y cuando las hormonas de ella disminuyen en cantidad, ella comenzará a verle defectos a él y él no la verá tan bella.

¡Fin!

(Este es el Artículo Nº 1.998)

La inseguridad ciudadana y el narcisismo




El narcisismo de la ancianidad nos hace remplazar la compañía humana por alguna mascota. Esta decisión nos provoca sentimientos de inseguridad.

Les contaré una noticia de Montevideo, capital de Uruguay, sin apartarme del psicoanálisis.

La inseguridad ciudadana afecta a muchas personas y en particular a los pobladores de dos barrios de esta pacífica ciudad.

Arquitectónicamente se caracterizan por tener viviendas de gran valor económico, rodeadas de fuertes muros o enrejamientos de hierro y vallas electrificadas.

La mayoría de sus habitantes son unas pocas personas adineradas, bastante ancianas, quienes se sienten más queridas por su mascota que por otros semejantes.

El acoso de los malvivientes los ha llevado a tal nivel de crispación y angustia que se están organizando para protegerse mutuamente, mediante silbatos y llamadas telefónicas de alerta, ante la presencia de merodeadores que pudieran amenazar sus patrimonios.

Desde mi punto de vista lo que les está ocurriendo es otra cosa: creyeron que el instinto gregario, propio de nuestra especie, puede resolverse con una mascota y lentamente fueron sintiéndose cada vez más inseguros.

Como no pueden creer que viviendo aislados de la comunidad están viviendo en condiciones inhumanas, señalan como única causa del sentimiento de inseguridad a los ladrones.

La solución parece haber llegado cuando, sin dar el brazo a torcer, comenzaron a resocializarse, unirse, integrarse a la especie que habían abandonado por esas cosas de la vida.

Esto siempre fue así: cuando un pueblo da muestras de disgregación social, de fragmentación del colectivo, una amenaza de ser invadidos o un desastre natural, los vuelve a cohesionar para gran satisfacción de los resocializados.

Infortunadamente, la reconciliación social suele depender de un ataque externo que nos obliga a unirnos.

En este caso son los delincuentes quienes ayudaron a estos pobladores a deponer su insalubre narcisismo.

Ojalá no abandonen a sus mascotas.

(Este es el Artículo Nº 1.994)

La concentración de poder es conveniente



 
Al comparar la longevidad de The Beatles y de The Rolling Stones deduzco que nos conviene la concentración del poder.

Pensando en aquellos curiosos y fanáticos de la música que compartimos la época actual, les comento que en el mismo año y en el mismo lugar surgieron dos excepciones jamás igualadas: The Beatles y The Rolling Stones.

Efectivamente, en 1962 y en Inglaterra surgieron estos dos conjuntos musicales, ampliamente exitosos aunque muy diferentes.

No lo sabemos todo sobre ellos porque las historias reales han tenido que competir desventajosamente con las historias comerciales. Estas son más creíbles porque son más atractivas y los consumidores no queremos verdades sino historias divertidas aparentemente verdaderas.

Es tan intenso nuestro apetito que seguramente los mismos protagonistas de esas historias dudan si lo que les pasó es lo real o aquello que nosotros creímos que les pasó después de consumir las historias comerciales, es decir: las leyendas, la mitología, lo fabuloso.

Algunos datos parecen ciertos:

Además del año y lugar de formación, The Beatles se separaron en 1970 y The Rolling Stones siguen juntos.

Otro dato aparentemente importante es que en The Beatles sus cuatro integrantes actuaban como líderes, mientras que The Rolling Stones se mantuvieron con el único liderazgo de Mick Jagger.

Este hecho me lleva a pensar que The Beatles eran anatómicamente monstruosos y que The Rolling Stones son normales.

Es posible suponer que la longevidad de uno y de otro grupo está determinada por su normalidad. Dicho brevemente, un ser vivo con cuatro cabezas vive menos años que otro con una sola cabeza, es decir con un único sistema nervioso central.

También podemos pensar que las instituciones fuertes (longevas) tienen el poder concentrado (cabeza única), mientras que en las instituciones débiles el poder está distribuido.

¿Sobrevivimos como especie porque muy pocos tienen poder?

(Este es el Artículo Nº 1.974)

Los ricos necesitan ser envidiados



 
Los ricos y los clase-medias combatimos la pobreza para que esa mayoría deje de contrariarnos y de señalar nuestro error.

Intentaré describir lo que parece ser una realidad mundial, caracterizada por la existencia de tres clases socio-económicas: ricos, clase media y pobres.

Con diferente énfasis, los ricos y los clase-medias pensamos que para vivir hacen falta muchos objetos, muchos servicios y asegurarnos esas mismas posesiones para un futuro bastante lejano, cuando ya no tengamos energía para producirlas.

Por el contrario, pobres son quienes piensan que para vivir no hacen falta tantos objetos ni servicios y que el futuro termina esta noche, cuando vayan a dormir.

Los ricos y los clase-medias tenemos una actitud exhibicionista que atrae a todos. Nos las ingeniamos para mostrarnos de forma deseable, apetecible, ad-mirable y, por este motivo, los pobres disfrutan mirando nuestras espectaculares grandes realizaciones (televisión, edificios, vehículos).

Los pobres se entretienen mirándonos pero, cuando vemos que ellos se interesan en nuestras exhibiciones, estilos de vida, actitudes, aprovechamos para tratar de convencerlos de que tenemos que ser envidiados por ellos.

Nuestros espectáculos artísticos luminosos, sonoros, pomposos, incluyen sugerencias de que debemos ser envidiados, publicitamos nuestro estilo de vida y los pobres, que son tan humanos como los ricos y los clase-medias, quedan seducidos y nos envidian, intentan imitarnos, de modo similar a como los ricos y los clase-medias compramos tal o cual dentífrico y religiosamente nos cepillamos los dientes como si la naturaleza no fuera capaz de cuidar la dentadura de la que depende la alimentación, la conservación del individuo y por lo tanto, de la especie.

Para completar el fenómeno, los ricos y los clase-medias combatimos la pobreza, no para beneficiarlos a ellos sino para que esa mayoría que desaprueba nuestro estilo de vida evitándolo, deje de contrariarnos y de señalar nuestro error.

(Este es el Artículo Nº 1.971)