La monogamia es fuente de múltiples frustraciones que se alivian ignorando (disimulando, negando) que estas existen.
Los varones y las mujeres somos muy diferentes (1).
El vínculo más fuerte que nos une surge de la compulsión instintiva a conservar la especie, que se manifiesta en forma de un deseo sexual recíproco en un contexto de «aislamiento reproductivo» (2).
Muchas veces imaginamos estar en una isla desierta con nuestro objeto sexual porque efectivamente sólo podemos reproducirnos con otro ser humano.
Esta fantasía de «isla desierta» también es evocadora de la monogamia.
Los humanos (y otras especies) somos territoriales y pretendemos sentirnos dueños exclusivos de bienes y personas, a los que amamos porque los sentimos necesarios para vivir.
En suma 1: hombres y mujeres somos muy diferentes pero ambos tendemos a apropiarnos de nuestro objeto de amor (del cónyuge en relación monógama).
Lo que nos diferencia complica la reciprocidad en la monogamia.
Las mujeres desean ser madres siempre y cuando existan las condiciones materiales que les aseguren disponer de todo lo que necesitan para sí mismas y para su prole. Cuando esto ocurre, ellas se sienten amadas por quienes las proveen y desean ser madres.
El deseo sexual femenino apunta a gestar hijos y es comparable al período de celo de las demás hembras mamíferas.
El deseo sexual masculino apunta a copular con todas las mujeres que lo convoquen.
Nuestras culturas imponen una solución precaria para estas diferentes apetencias sexuales (instintivas).
La monogamia matrimonial implica que los hombres estén moralmente obligados a copular sólo con una mujer y obliga a ella a tener relaciones sexuales inclusive cuando no está en período de «celo» (deseo inconsciente de fecundar).
Ellas «tienen que desear a su cónyuge» y ellos tienen que imaginar que su cónyuge representa a otras mujeres, como haría con una prostituta.
(1) Los monos degenerados
Una hipótesis de lo peor
Los orgasmos inútiles
(2) El enrolamiento en el plan reproductivo
Matrimonio igualitario
(Este es el Artículo Nº 124)
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