Nos cuesta saber qué deseamos y, para mayor confusión, la
represión sexual, (incluida la prohibición del incesto), potencian nuestros
deseos sexuales.
No es nada sencillo saber qué deseamos, aunque
todos tenemos la sensación de que sí lo sabemos.
La causa de esta imprecisión está en que, como
he mencionado varias veces, no somos responsables de lo que queremos sino que
es la naturaleza la que, en cada ocasión, nos instala algún deseo (viajar,
hacer el amor, golpear a un agresor).
Reconozco que no es fácil aceptar esta idea
(determinismo) por ser tan opuesta a la ideología dominante.
En los hechos, primero nuestro cuerpo recibe
la orden de conseguir, por ejemplo, helado de frutilla o algo similar, luego
tomamos conciencia de que nos gustaría «comer helado de frutilla», tratamos de conseguirlo y nos lo comemos.
Nuestra
mente (tan eficaz para equivocarse), cree que fue una decisión personal y no se
da cuenta que primero estuvo la naturaleza instalando las ganas de comer helado
de frutilla y solo después tomamos conciencia (no decidimos) y nos abocamos a
satisfacer esa demanda.
Si no
sabemos qué deseamos es porque la orden de la naturaleza nos resulta poco
clara. Por ejemplo, Ella nos induce a estudiar Arquitectura, Experto en
Sanitaria o Revestidor de frentes, pero no sabemos bien qué es lo que
terminaremos haciendo. Por eso decimos que «no sabemos lo que deseamos».
Existen
además otros motivos para que no nos sea sencillo saber qué deseamos.
No sabemos
bien por qué en nuestra especie existe «la prohibición del incesto», pero
intentaré dar una explicación.
Para los
humanos, todo lo prohibido es excitante y nada mejor que implementar algún tipo
de prohibición de la sexualidad para que los humanos corramos a tener sexo.
En suma: La represión sexual existe para que seamos
sexualmente muy activos.
(Este es el
Artículo Nº 1.602)
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