Tener placer sexual evitando la reproducción no está previsto por la naturaleza y esto nos haría sentir inconscientemente culpables.
Es razonable que gocemos comiendo cuando
sentimos hambre, o que gocemos acostándonos a dormir cuando estamos cansados, o
que gocemos abrigándonos cuando tenemos frío.
Todo placer obtenido por la satisfacción de
una necesidad parece estar en armonía con el instinto de conservación
individual y, en última instancia, de la especie.
Desde este punto de vista gozamos cumpliendo
nuestra única misión: conservarnos como individuos y como especie (1).
Por motivos similares, también es razonable
que gocemos fornicando con fines reproductivos, pero ¿es razonable que
forniquemos utilizando barreras anticonceptivas? Si tenemos relaciones sexuales
sin fines reproductivos es como comer sin hambre, o como acostarnos sin estar cansados
o como abrigarnos sin sentir frío.
Si avanzamos otro poco podemos llegar a pensar
algo bastante disparatado:
Si las anorexicas se satisfacen (como todo el
mundo) comiendo, pero luego vomitan, interrumpiendo el proceso natural que
tiene como objetivo alimentarse para conservarse como individuo, quienes tienen
sexo con barreras anticonceptivas también están interrumpiendo el proceso
natural que tiene como objetivo reproducirse para conservar la especie.
En la misma
línea de razonamiento, tener sexo usando anticonceptivos podría denominarse
«anorexia reproductiva». Si bien el trastorno alimentario puede provocar
consecuencias graves aunque individuales, esta otra práctica (los métodos
anticonceptivos) quizá también tenga consecuencias, no tan graves aunque
colectivas.
Por
ejemplo, esta acción anticonceptiva podría generarnos sentimientos de culpa,
tan difíciles de entender porque su causa está oculta por la costumbre, ya que
para una mayoría es normal tener sexo usando anticonceptivos.
Hace unos
años propuse la idea de que el orgasmo equivaldría a una remuneración que nos
asigna la naturaleza para conservar la especie (2). La culpa inespecífica
podría provenir de «cobrar sin trabajar» o sea, estafar a la naturaleza.
(Este es el Artículo Nº 1.706)
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