domingo, 4 de septiembre de 2011

Una estrategia femenina

Es lógico y natural que las mujeres repriman su deseo de ser fecundadas y lo hacen inconscientemente, pero quizá eduquen a sus hijos con una prejuiciosa represión de cualquier deseo.

Los varones estamos (o deberíamos estar) felices cuando una mujer nos seduce porque eso significa que el instinto de ella le indica que nuestra capital genético combinado con la de ella gestará hijos que mejorarán la especie (1).

A partir de que ella nos encuentra, nos seduce y nos damos por aludidos, indicando que no tenemos problema en ceder gustosos a sus convocatoria (porque somos heterosexuales, no tenemos otros compromisos ineludibles, es oportuno para nuestros planes de vida), comienza un “tire y afloje” por el cual nuestro deseo de “¡copular ya!” se enfrenta al instinto femenino que la obliga a maniobrar para que aumentemos nuestro deseo al máximo como para prometer cualquier pago, entrega, responsabilidad, compromiso, con tal de aplacar la agitación hormonal que la situación nos provoca (2).

En el mismo artículo (2) les comentaba que esta maniobra de simular desinterés para exacerbar el deseo masculino, luego se incorpora en la educación de los hijos (niñas y niños), porque las mujeres lo hacen inconscientemente y sienten que así debe ser (ocultar y disimular el deseo de “entregarse”).

Si nuestra madre nos aconseja no mostrar nuestro deseo ante otros porque este puede depredarnos, abusarnos, explotarnos, también nos está diciendo que:

— los otros son mal intencionados;
— nosotros también tenemos malas intenciones porque somos semejantes a los otros;
— el ser humano es peligroso;
— el deseo es un instinto debilitante;
— es saludable no tener, reprimir o desconocer nuestros deseos;
— las tentaciones (expresiones del deseo) son demoníacas;

De instalarse en el niño-joven-adulto estas ideas-prejuicios, la postura ante la vida incluirá elementos paranoicos, desconfiados, suspicaces, bajando así la exposición al riesgo necesaria para negociar, transar, asociarse.

(1) La sexualidad recreativa femenina
Los tres posibles enamoramientos femeninos
El enamoramiento genético
(2) La histeria aparente

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1 comentario:

india dijo...

ESTE ARTICULO ME RECUERDA A MI MADRE..Q.P.D.......ME CONDENO A TERAPIA PERPETUA