Una opción consiste en hacer que nuestro hogar sea como el resto de la sociedad y otra opción consiste en que sea marcadamente diferente.
A lo largo de la historia de nuestra especie pueden observarse cambios en los valores, prioridades, moral, modos (modas) de hablar, de vestirnos, de comerciar.
Sin embargo, algunas cosas se mantienen en todas las culturas y las épocas. Son las que refieren a la conservación del individuo y de la especie.
Universalmente cuidamos nuestras vidas, castigamos a los homicidas así como también genéricamente protegemos a las embarazadas y a los niños. Las condenas a muerte y la eutanasia están regidas por normas muy estrictas
La permanencia y constancia de estos valores referidos a la vida a lo largo del tiempo y de las culturas me llevan a confirmar que para la naturaleza nada es más importante que la conservación de las especies (1).
No paramos de averiguar qué debemos hacer para conseguir un cónyuge, para mantener a nuestra familia y para educar a nuestros hijos.
En este punto comparto con ustedes una idea sobre si es conveniente o no la desnudez dentro del hogar, si es bueno o malo que los adultos y los niños puedan exhibir y percibir la anatomía de los padres y hermanos.
Como siempre ocurre, algunos piensan que está bien y otros que no está bien según criterios morales, éticos, religiosos, pedagógicos.
Mi aporte consiste en plantear el asunto desde otro punto de vista.
Si nosotros queremos que nuestro hogar sea lo más parecido a la sociedad dentro de la que vivimos, lo mejor es mantenernos tan vestidos dentro de casa como fuera de ella; si pensamos que es mejor que haya una diferencia significativa entre el hogar y la sociedad, marquemos la diferencia en todo lo posible, incluso con la vestimenta.
(1) Ver este mismo blog La única misión
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario