Muchas fantasías relacionadas con el alivio y la
curación de enfermedades surgen del instinto de conservación y de la sexualidad.
Compartiré con usted un
comentario vinculado a la suposición según la cual, todo ser vivo (los humanos
incluidos) tenemos por función básica y más importante, conservar la especie,
para lo cual también tenemos que cuidarnos individualmente (1).
Esta condición hace que para
los humanos la función sexual sea la más importante, inclusive porque alcanza a
la alimentación (ingestión, digestión, evacuación), a la higiene personal, a la
salud.
Si la sexualidad es la función
central de nuestras vidas, entonces podremos comprender cuánta importancia le
asignamos a nuestros órganos reproductores: testículos, pene, útero, ovarios,
vulva, senos.
Ahora que expuse este
preámbulo puedo abordar el tema de este artículo.
Las fantasías de curación
suelen tener su origen en los órganos reproductores.
Los varones fantaseamos con
que las mujeres padecerían menos dolencias si tuvieran más relaciones
heterosexuales. Ambos sexos tenemos la creencia en que el pene es mágico, que
logra muchas curaciones milagrosas. La medicina reafirma sus experiencias
clínicas exitosas utilizando inyectables y la cirugía pues ambas prácticas
implican una «penetración» en el cuerpo enfermo.
Ambos sexos reafirmamos las experiencias clínicas exitosas
recomendándoles a los enfermos que hagan quietud aunque la energía fuera
suficiente para estar en movimiento. Además de la constatación empírica de
cuánto bien hace el descanso, aumentamos la validez de esta percepción
comparando el reposo con la vida intrauterina. De hecho la etimología de la
palabra «clínica» surge de «clinado» (acostado).
Pero parecería ser que son los senos los principales proveedores de
fantasías curativas en tanto nos mejoramos, aliviamos y curamos, «comiendo»
sustancias calmantes, estimulantes, antibióticas, preventivas, ... agregando a
la constatación empírica de los buenos resultados las fantasías inconscientes
de que la leche materna posee un poder curativo milagroso.
(1) Sobre la conservación de la especie y del individuo, puede
consultarse otro blog que administro y que se denomina La única misión.
(Este es el Artículo Nº 1.734)
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