La propia naturaleza determina
que la mayoría seamos pobres y que solo unas pocas excepciones sean ricos.
Veamos
algunas oraciones que incluyan la palabra «responder»:
«Préstame tu casa para hacer una reunión que
yo respondo por mis invitados»:
quiero decir que me haré cargo de reparar cualquier daño o perjuicio que ellos
ocasionaran.
«Desde hoy, usted es la responsable de que se cumplan los reglamentos aprobados»:
quiere decir que alguien impondrá el orden y que no permitirá que los
reglamentos dejen de cumplirse.
«Esas preguntas podrá respondértelas un médico»: significa que el médico tiene los
conocimientos y está dispuesto a evacuar la consulta.
«Tú eres el padre y junto con la madre, deben
responsabilizarse de la crianza del
niño».
La
palabra «responder» alude entonces a
la condición de hacerse cargo de algo o de alguien. Incluye los conceptos de
proteger, asumir el deber, pagar, hacer cumplir.
Si
nos comparamos con el resto de los mamíferos, no tendremos más remedio que
reconocer que somos la especie físicamente más vulnerable, aunque también la
que tiene el cerebro más desarrollado.
Para
no entrar en detalles, somos los más débiles pero los más inteligentes, porque
tenemos que remplazar la falta de fuerza, resistencia y maduración con
habilidad, ingenio, astucia (inteligencia).
Tomando
estas características en consideración, podríamos decir que en la amplia
variedad de ejemplares que componen una especie, si todos somos débiles,
entonces solo «algunos humanos se diferencian por ser más fuertes que la mayoría».
En
otras palabras: para diferenciarse de los débiles, es preciso no serlo.
Pues
bien: las acciones de responder
(proteger, asumir el deber, pagar, hacer cumplir) parecen depender de la
no-debilidad (fortaleza).
Con
este razonamiento podríamos justificar que solo unos pocos (las excepciones,
los fuertes) están en condiciones de tener más bienes para proteger,
administrar, hacer producir y disfrutar.
(Este es el
Artículo Nº 1.617)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario