Las mujeres aman a las mujeres porque aprendieron a amar con su mamá. Los varones las cortejamos imitando a su madre.
Si podemos evitar la arrogancia y admitimos que somos animales comunes y corrientes, mamíferos, bípedos (no plumíferos), nos acercamos a considerar que estamos incluidos en los comportamientos habituales de nuestros congéneres, con los matices que nos distinguen a todas las especies.
Lo único que realmente nos diferencia de los demás animales es que nuestras hembras sólo pueden ser fecundadas por los varones. El concepto que alguien bautizó acertadamente aislamiento reproductivo ya lo he comentado en otros artículos. (1)
Si los humanos no fuéramos tan neuróticos (2), podríamos ver y actuar según la realidad de los hechos.
En nuestra especie, como en los otros mamíferos, las mujeres hacen el mayor aporte a la conservación de su especie. (3)
Ellas manifiestan el celo eligiendo a los varones que mejores hijos podrían fecundarles, aunque la neurosis colectiva hace que mostremos los hechos al revés: en nuestra cultura neurótica, para demostrar nuestra hombría, somos los hombres quienes seducimos, cortejamos, persuadimos, asediamos, conquistamos, convencemos y las llevamos a la cama para «hacerles» algunos hijos.
Pues no: fuera de la neurosis, los varones que representamos ese rol teatral estamos mostrando una actitud femenina porque, además de que son ellas las que realmente nos eligen, son las madres de ellas las que determinan su predilección (opción) sexual (4).
Por lo tanto, cuando los varones las cortejamos intentamos demostrarles que, a pesar de nuestro aspecto tan poco femenino, igual podemos quererlas, hacerles mimos, protegerlas, alimentarlas, vestirlas, como ya lo hizo su mamá.
En suma: la actitud seductora masculina tiene un perfil femenino, aunque como acostumbramos hacerlo (es tradición muy antigua), suponemos que es muy viril regalar flores, ser «caballero», decirle que es bella, imitar a su mamá.
(1) Matrimonio igualitario
Los monos degenerados
(2) La mayor cultura de los ricos
(3) «A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»
(4) Los varones maternales
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