sábado, 6 de abril de 2013

El miedo a vivir y el desarrollo cerebral




El cerebro interrumpe su desarrollo y continúa produciendo pensamientos mágicos mientras el miedo a vivir no cede.

Los eruditos son personas con el poder que confiere el haber leído muchos libros y tener la memoria suficiente como para repetir gran parte de lo que leyeron.

Tal cual ocurre con un ilusionista o prestidigitador, quienes asignan el calificativo de «erudito», ingenuamente creen que el adjetivado realmente sabe aunque aceptarían entender que en realidad, más que «saber», lo que hace es recordar algo que otros escribieron.

En otras palabras, popularmente decimos que alguien «sabe mucho» cuando lo que en realidad ocurre es que expresa, dice, vocaliza, expone, algo que su cerebro es capaz de recordar, como si fuera el disco duro de una computadora complementado por la capacidad de hablar.

Le propongo que usted mismo se apropie de ese poder de los eruditos, pero sin hacer trampas como él: simplemente le sugiero que piense, reflexione, analice y luego crea en sus conclusiones, a sabiendas de que no recibirá un Premio Nobel, ni le harán entrevistas por la televisión, ni le pedirán su autógrafo.

Además de creer en su propio discernimiento, no le vendría mal reconocer que sus conclusiones pueden ser equivocadas, tan equivocadas como las que puedan pensar y enunciar los intelectuales más famosos.

No existen personas sobre-humanas, nadie va más allá de lo que la especie permite: no volamos, no respiramos debajo del agua, todos padecemos miedos, angustia, inseguridades, creencias insólitas, geniales y estúpidas.

Famosos e ignorados pasamos por alguna etapa del desarrollo en el que nuestro cerebro segrega pensamientos mágicos que nos permiten calmar los miedos imaginando magos, personajes milagrosos, adivinos, futurólogos, telépatas, sabios que todo lo saben y que jamás se equivocan.

El cerebro se mantiene en esa etapa del desarrollo mientras el miedo a vivir no cede.

(Este es el Artículo Nº 1.853)

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