sábado, 2 de marzo de 2013

El envejecimiento de la población




Los ciudadanos, sobreprotegidos por los Estados o la Medicina, tenemos la edad o las actitudes de los ancianos.

Nada de lo que haga la Naturaleza puede ser superado por una parte de la Naturaleza. Esto es como decir que «todo siempre es mayor que una parte de ese todo».

Por lo tanto, si los humanos somos parte de la Naturaleza nunca podremos superarla en nada. Lo que sí puede ocurrir, (y de hecho ocurre), es que como somos más imperfectos que Ella nuestro pobre cerebro piensa que la superamos.

Con esta cabeza humana que tengo, quiero hacerles un comentario para las otras cabezas humanas que quizá lean este artículo.

La longevidad no es algo que parezca beneficiar a las especies.

Los ejemplares más viejos funcionamos como un lastre que enlentece la evolución de las especies.

Sin embargo, no podemos negar que enlentecer un proceso puede ser algo beneficioso. No todo lo rápido es mejor que lo lento.

Por ejemplo, los mayores de 60 años quizá tenemos el rol de seguir haciendo algunas cosas mientras los jóvenes maduran hasta la edad en que pueden ser verdaderamente útiles, (mayores de 30 años).

La evolución entre los humanos es o parece lenta.

Desde hace unos años los gobernantes han adoptado la moda de sobre-proteger a los ciudadanos, al punto de hacer cosas por ellos que solo les conciernen a los propios interesados (1). Me estoy refiriendo a la obligación de los pasajeros de usar casco y cinturón de seguridad.

Por su parte, la Medicina agrega varias amenazas «protectoras» (tabaquismo, carnes rojas, sedentarismo).

Los veteranos nos cuidamos más que los jóvenes. Si estos están obligados desde el Estado y la Medicina a cuidarse como si fueran viejos, terminamos en lo que estamos: Los ciudadanos tenemos la edad o las actitudes de los ancianos.

(Este es el Artículo Nº 1.809)

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