sábado, 1 de diciembre de 2012

Las representaciones gráficas simétricas



   
Nuestra mente está condicionada para rechazar todo aquello que no pueda ser representado gráficamente como una figura simétrica.

En otro blog que administro, utilicé estas imágenes acompañadas del siguiente texto:

«Enterarme de la verdad sobre Papa Noel y de que el corazón anatómico no es tan simétrico como lo dibujamos, continúan siendo mis mayores desilusiones» (1).

Nuestro cerebro piensa que existen tres puntos del cuerpo con máxima importancia. De arriba hacia abajo, son: el cerebro, el corazón y los genitales.

Toda noción de «centro» sugiere poder, perfección, ideal.

Si observamos el funcionamiento de una rueda, vemos que el centro no se desplaza, está fijo. Esta constatación refuerza la importancia central del corazón.

Por extensión, todas las imágenes de «centro» son relacionadas con el corazón y, puesto que el amor en nuestras vidas es una fuerza que nos impulsa hacia el centro de la existencia (“nuestra única misión”, conservar la especie [2]), está simbolizado por este órgano.

Como vemos en la figura de la izquierda, el músculo cardíaco tiene una forma muy irregular en tanto no posee ningún tipo de simetría. Es perfecto desde el punto de vista funcional, pero no obedece a la imaginación humana, la que está adaptada a nuestro aspecto exterior, especialmente por la ubicación de los ojos, los brazos, las piernas, los senos, las orejas y un eje central, también imaginario, marcado por la nariz, la boca, el cuello, el ombligo y los genitales (vagina o pene).

Este aspecto exterior, único al que le encontramos valores estéticos satisfactorios, nos lleva a pensar que lo bueno, lo sano y lo mejor, está en el centro o equidistante del centro, mientras que lo que no respeta esta geometría, es malo, enfermo y lo peor.

En suma: Las deformidades económicas (pobres y ricos), son feas pero funcionalmente perfectas.


 
(Este es el Artículo Nº 1.729)

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