viernes, 23 de diciembre de 2011

Los desafíos provocados por la saciedad

La pobreza existe porque aún no aceptamos que el fenómeno vida (1) también se ve estimulado por la búsqueda de necesidades y deseos.

En otros artículos he comentado que los seres humanos conservamos el fenómeno vida en la medida que nuestro funcionamiento biológico pueda reaccionar huyendo de los dolores y dirigiéndose hacia la búsqueda del alivio, placer, goce.

La muerte ocurre cuando nuestro funcionamiento biológico no puede reaccionar huyendo de los dolores y atrayendo las sensaciones disfrutables.

Clásicamente decimos que la situación penosa ocurre cuando no podemos dar satisfacción a una carencia, cuando tenemos hambre y no podemos comer, cuando un gobernante hace mal su trabajo y no podemos cambiarlo por otro, cuando no podemos curarnos de una enfermedad invalidante.

Es menos frecuente el caso de quienes necesitan producir cambios en su vida porque lo que no tienen son necesidades y deseos (2).

El primer caso (el que todos conocemos por escasez, pobreza, carencia) es aquel en el que lo penoso ocurre por frustración de las necesidades y los deseos, ahora me estoy refiriendo a que las molestias ocurran precisamente porque todas las necesidades y deseos han sido cancelados por la abundancia de recursos. Me estoy refiriendo al malestar de la riqueza, de quienes lo tienen todo y han caído en el hastío, el aburrimiento.

Este grupo de personas satisfechas necesitan buscarse desafíos, necesidades, curiosidades, dificultades, juegos entretenidos, situaciones en las que puedan encontrar las necesidades y deseos de los que están siendo privados por la abundancia de recursos, por la desaparición de frustraciones.

Aunque suena de «ciencia ficción», no es tan disparatado suponer que el planeta posee recursos suficientes para cancelar todas las frustraciones de los seres vivos que lo habitan (incluida nuestra especie), como para que el desafío estimulante del fenómeno vida sea la búsqueda de necesidades y deseos.

(1) Blog destinado al «fenómeno vida»: Vivir duele 

(2) El sufrimiento por «saciedad extrema» 

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