domingo, 6 de noviembre de 2011

Comprender equivale a legislar

Comprender el egoísmo y la prohibición del incesto nos libera la energía que gastamos en reprimirlos.

Si analizamos brevemente las únicas misiones que tiene todo ser vivo, podemos establecer un orden:

1ª – La primera misión es conservarse a sí mismo, con el inalcanzable objetivo de ser inmortales;

2º - La segunda y última misión es conservar la especie, la cual sí es inmortal (1).

No olvidar que este es el orden de prioridades en nuestra existencia nos permite saber en todo momento que el egoísmo es natural, imprescindible, infaltable.

Expresado en forma más coloquial, un ser humano abstracto, representante imaginario de todos nosotros, podría decir: «Primero estoy yo y después están los demás».

Por razones de convivencia esta fórmula no puede ser expresada libremente así como por razones económicas (2), tampoco podemos satisfacer el deseo de hacer el amor con personas de la familia (prohibición del incesto).

Estos hechos nos causan un conflicto interno que nos quita fuerza, energía, productividad.

Efectivamente, nos debilita pensar, sentir y desear algo y simultáneamente tener que reprimirlo.

Sin embargo este conflicto puede ser menos costoso, puede causarnos menos gasto inútil en reprimirnos, si logramos entenderlo en su lógica.

Dicho de otro modo: cuando alguien comprende la conveniencia de las leyes, puede cumplirlas sin contrariedad porque esa comprensión hace que el ciudadano que debe obedecer también se sienta legislador.

Comprender las dificultades de la existencia nos genera el sentimiento de aprobación, de concordancia, de asentimiento, pues todos cumplimos mejor las normas en cuya implementación podríamos haber participado.

En suma: aunque siempre sentiremos alguna molestia causada por las normas que nos restringen la libertad, nuestra calidad de vida mejora sensiblemente cuando las comprendemos, cuando entendemos que constituyen la mejor solución, cuando podrían haber sido legisladas e impuestas con nuestra aprobación, si hubiéramos tenido esas responsabilidades de gobierno.


(1) El espíritu en realidad es la sexualidad

(2) Las mujeres pacificadoras

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