domingo, 23 de mayo de 2010

«Necesito que te vaya un poco mal»

Sobre ciertos temas sería preferible no pensar demasiado porque se corre el riesgo de llegar a conclusiones desagradables.

A pesar de eso, siempre me dirijo a aquellas personas que prefieren conocer todas las opiniones para después elaborar las propias.

Mis artículos están pensados para quienes piensan por sí mismos y no para quienes prefieren comprar las opiniones de otros.

Para cumplir con la misión humana número dos (reproducirnos) necesitamos a otro y para cumplir con la misión humana número uno (conservarnos) también necesitamos contar con la colaboración de otros (proveedores y prestadores de servicios, honorarios o rentados).

La prohibición del incesto nos obliga a buscar compañía fuera del núcleo familiar.

En este emprendimiento, buscaremos a alguien que se adecue a nuestros gustos y que esté dispuesto a darnos lo que nos falta (el compromiso afectivo de que estará junto a nosotros “en las buenas y en la malas” ... sobre todo “en las malas” que es cuando más necesitamos compañía y que es cuando más difícil se hace acompañarnos).

Quizá sea más difícil acompañarnos cuando estamos mal, por el trabajo y las privaciones que le impondremos a quien nos acompañe, pero simultáneamente, esa difícil situación nos volverá más dependientes de ella y ésta podrá entonces sentirse más segura de nuestra compañía mientras estemos mal.

Su colaboración generará una deuda que nuestra responsabilidad y gratitud hará que una vez superado el trance, sigamos en deuda durante todo el tiempo por venir.

La necesidad que todos tenemos de que no ser abandonados incluye el deseo —y en algún caso también tomar las acciones que fueran necesarias— de que el otro en algún momento esté lo suficientemente mal como para que esa responsabilidad y gratitud lo obliguen moralmente a no abandonarnos.

Por lo tanto, las relaciones de pareja incluyen aspectos sobre los que sería mejor no tener información porque arruinan la ilusión de que los motivos que conservan los vínculos tan necesarios son generosos, desinteresados y de que nunca incluyen el deseo de que nos vaya mal.

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