domingo, 23 de mayo de 2010

El dinero o la vida

Desde hace más de dos años estoy pensando sobre lo que defino como «pobreza patológica».

Hoy me cuestiono si la pobreza es de dinero o de vida.

El razonamiento es este: Para que nuestra vida siga funcionando, necesitamos el estímulo de las necesidades y el deseo. El hambre nos hace ir a buscar comida, el deseo sexual nos hace ir a buscar a otra persona, entablar un vínculo, seducirla y dejarnos seducir, el frío nos hace buscar una habitación y ropa.

Como la única misión de cada individuo es mantenerse vivo y reproducirse para mantener viva a la especie, parecería ser que es la insatisfacción que nos estimula la vida lo que efectivamente puede presentársenos en una dosis «patológica» (excesivamente alta o excesivamente baja).

Esto me lleva a pensar que una buena calidad de vida depende de contar con la insatisfacción adecuada.

Por lo tanto, es patológicamente pobre (de vida) tanto quien padece una insatisfacción excesiva como quien casi no cuenta con ella porque le son satisfechas (canceladas) todas las necesidades y deseos.

Si esta reflexión fuera correcta, tendríamos que la pobreza patológica no es de dinero sino de vitalidad y que los pobres patológicos podrían pertenecer a cualquier clase social.

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