Por razones culturales, el femenino parece un sexo menos inteligente que el masculino, pero no es así.
En lo que podríamos denominar las «webs rosadas» (referidas a problemas femeninos) flotan muchas historias tristes sobre mujeres engañadas por hombres.
El estúpido machismo ha llegado a la ingenuidad de suponer que las mujeres son tontas. Aunque son tan diferentes de los hombres como lo son nuestros cuerpos de mujer y varón, compartimos niveles de inteligencia similar... pero ellas son y tienen que ser más inteligentes, ingeniosas y sobre todo astutas.
Si por algo se caracteriza el ser humano es por su debilidad, por su nacimiento prematuro, porque para llegar a ser sexual y mentalmente maduro necesita muchos años.
Para compensar ese hándicap, somos la especie más creativa, de más amplia adaptación a los diferentes hábitats.
Las mujeres son corporalmente más vulnerables que los varones porque disponen de menos masa muscular, sus huesos son más livianos, tienen menor estatura, y sobre todo, soportan nada menos que la mayor responsabilidad en la conservación de la especie.
Por lo tanto, el ser humano es más «inteligente» porque a su vez es el más vulnerable y lento para desarrollarse, y la mujer es más «inteligente» porque a su vez es la más vulnerable y sobrecargada de responsabilidades importantes (reproducción).
Esta es una hipótesis deductiva cuya comprobación empírica es tan difícil como para que hasta las mismas mujeres duden de su talento, capacidad e inteligencia.
Esto es así porque la cultura, que oficia como una segunda naturaleza pero que es la más visible en sus manifestaciones, ha creído conveniente hasta ahora que las mujeres tengan que disimular para que los varones no caigamos en un pozo depresivo y podamos trabajar, proveer, ir a la guerra, arriesgar, proteger.
En suma: El sexo femenino simula ser menos inteligente.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario