Está en nuestra naturaleza suponer que no somos animales a pesar de que existen múltiples evidencias que nos llevan a esa conclusión.
No hay duda que somos animales diferentes al resto, pero también es cierto que todos los animales son diferentes entre sí.
Lo que necesito compartir con ustedes es que el único motivo por el que estamos vivos es para mantener nuestra especie. Por eso lo más importante que tenemos que hacer es cuidarnos y reproducirnos. Todo lo demás son formas de hacer esto mismo.
Ayer les proponía la hipótesis de que preferimos recibir dinero de un ente abstracto (el Estado) y que nos cuesta más recibirlo de alguien que tenga cuerpo, de una persona como nosotros (empleador, cliente, paciente).
Una causa posible de esta dificultad puede ser que nuestra psiquis, tan sensible a las metáforas (comparaciones), supone que cuando una persona nos da dinero, de alguna manera nos está inseminando como cuando un pene —al eyacular— descarga el semen dentro del cuerpo que está penetrando.
En esta metáfora tenemos dos matices. Cuando alguien nos da dinero voluntariamente suponemos que es su deseo penetrarnos e intenta fecundarnos, con lo cual no deja de ser un honor que alguien nos seleccione para ser «la madre» de sus hijos. Más difícil es cobrar porque en este caso estamos (siempre metafóricamente) pidiéndole al otro que nos penetre, que nos dé su semen y que sea el padre de nuestros hijos.
Resumiendo: Por lo menos para algunas psiquis, cobrar dinero de alguien de carne y hueso, equivale a recibir semen de quien nos paga. En caso de que esto tenga que ser así (porque no somos empleados públicos), preferimos que nos lo den voluntariamente porque pedir que nos paguen nos da tanta vergüenza como la que siente una mujer cuando desea hacer el amor con un desconocido.
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