Algún motivo existe para que los médicos hablen con palabras que no se entienden y para que escriban con una letra ilegible. Confío en que alguna razón habrá. Que casi nadie sepa el porqué no alcanza para afirmar que sólo tienen esas malas costumbres.
En psicoanálisis pasa algo parecido. A veces ni nosotros mismos sabemos bien de qué estamos hablando y reconozco que tampoco conozco el motivo.
Ayer les comenté una versión sobre lo que es una «madre castradora» y hoy les comento algo más sobre la palabra «castración».
Un hombre castrado no puede tener hijos. Si entendemos que la única misión del ser humano es conservarse (él y la especie), entonces un hombre castrado está incapacitado para cumplir la función reproductiva, o sea, no puede cumplir la parte de la misión consistente en conservar la especie.
La anterior es la definición más explícita del vocablo castrado. Por analogía podríamos decir que alguien que no puede tener un trabajo padece una especie de castración (no está apto para ganarse el sustento). También podríamos decir que alguien que no puede vincularse con una persona del género opuesto, no podrá fecundar y por lo tanto es como si estuviera castrada.
El vocablo define entonces a una serie de ineptitudes (tanto de hombres como de mujeres). Asimismo, una persona se dice que es castradora cuando impide que otra tenga o aplique sus aptitudes (desestimulándola, asustándola, exigiéndole más de lo que puede lograr).
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