Habitualmente digo que las únicas tareas naturales de todos los seres vivos (incluidos los seres humanos) consisten en conservarnos como individuos y como especie.
En nuestro idioma podríamos trasponer los verbos y decir que lo único que tenemos que hacer es producir (trabajar para ganarnos el sustento) y reproducir (fornicar para tener hijos).
Simplificando aún más, la lógica deductiva nos autoriza a decir que la única misión de un ser humano es producir.
Cuando producimos trabajando, nuestros clientes o empleadores nos gratifican con dinero con el que podremos comprar lo que necesitemos para conservarnos como individuos.
Cuando nos reproducimos fornicando, la naturaleza nos gratifica con el placer sexual, que en el mejor de los casos, llega a su punto máximo en el orgasmo.
¿Sabía usted que el 66% de ellas no accede al orgasmo?
Con estos datos podríamos decir que cuando la naturaleza gratifica con el orgasmo a los seres humanos para que se reproduzcan, les está pagando salarios más bajos a las mujeres que a los hombres.
Aunque reconozco que puede tratarse de una casualidad, igual me parece interesante relacionar este hecho con que el salario femenino promedio es inferior al de los hombres.
Entre otros, el Banco Interamericano de Desarrollo decía hace poco (octubre de 2009) que los hombres ganamos 17% más que las mujeres (brecha salarial entre géneros).
Cabría mencionar también que la mayoría de los pobres del mundo son mujeres (feminización de la pobreza).
En suma: estoy relacionando la mayor dificultad que tienen las mujeres para acceder a la remuneración sexual que nos proporciona la naturaleza como pago por reproducirnos (orgasmo), con la mayor dificultad que tienen ellas mismas para acceder a la remuneración económica que nos proporciona el mercado laboral.
Nota: La imagen corresponde a famosa escena de la película Cuando Harry conoció a Sally, en la que Meg Ryan demuestra cómo es posible fingir un orgasmo.
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