Los varones son, por
naturaleza, polígamos, pero cuando envejecen tienen que aceptar la monogamia
porque no tienen más remedio.
Los varones ancianos son
monógamos por dos motivos fundamentales:
1) Porque las fuerzas físicas
no les son suficientes para tener sexo con varias mujeres; y
2) Sobre todo, porque los
ancianos difícilmente sean convocados por mujeres que los necesiten como padres
de sus hijos.
De estas aseveraciones se
deduce cómo funcionan los varones antes de convertirse en viejos:
1) Son polígamos y tienen que,
obligatoriamente, tener sexo con todas las mujeres que los elijan para ser
padres de sus hijos;
2) Son mentirosos porque no
los dejan decir la verdad. Las sociedades están organizadas con tal hipocresía
y desconsideración de las características naturales que obligan a los varones a
ser monógamos y además a que ni mencionen su verdadera misión, esta es,
satisfacer a cualquier mujer que los elija para ser fecundadas por él.
Y acá aparece un tema que bien
podría ser el núcleo de este artículo. Lo expreso así: La mentira existe pero
los mentirosos no.
La mentira existe porque las
sociedad están organizadas sin tener en cuenta cómo somos los seres humanos (ahora me refiero a hombres y a mujeres).
Si mujeres y hombres fuéramos
respetados en nuestras verdaderas características, podríamos decir que nos
gusta el cuerpo de mamá, que nos gusta tanto el teléfono del vecino que
desearíamos quitárselo, que si algún día tuviéramos suficiente poder seríamos
prepotentes, que repudiamos estudiar porque preferimos ser aceptados como somos
y no como pretenden los profesores que seamos, y un extenso etcétera.
En este imaginario
sinceramiento social, los varones podríamos decir que amamos a todas las
mujeres que nos aman, entendiendo por «amar» el deseo de ser fecundadas
por nuestro semen.
Como la cultura nos obliga a ocultar nuestra forma de ser, los hombres
tienen que mentir, tienen que ser infieles (a la cultura neurótica, pero fieles
a la Naturaleza) y, cuando ya no pueden con sus huesos, entonces simulan un
arrepentimiento de aquella vida licenciosa, cuando migraban de cama en cama
dejando hijos por doquier.
Ellas también son fieles a la naturaleza, pero el cuerpo las obliga a ser
más sedentarias. No es tan fácil andar por ahí con hijos pequeños que demoran
veinte años en salir definitivamente del útero.
Los ancianos de ambos sexos retoman muchas características de la
infancia. Las retoman porque se vuelven tan débiles como los niños.
Los varones tienen que simular arrepentimiento para juntarse con alguna
mujer que fue monógama porque los hijos le obstaculizaron ser polígama como él.
Por todo esto los ancianos varones se convierten en monógamos y siguen
siendo fieles...a la Naturaleza.
(Este es el Artículo Nº 2.141)
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