La propaganda del tipo « ¡Cuidémonos más!», quizá
genera más precauciones en las mujeres, (imprescindibles), y mayor descuido en
los varones, (prescindibles).
Además de las conocidas
diferencias anatómicas, hombres y mujeres somos tan diferentes que hasta
tenemos vidas distintas, no solo en cuanto a la duración, (ellas son más
longevas que ellos), sino que además nuestras escalas de valoración difieren.
Puesto que la única misión de
cualquier ser vivo es conservar su especie (1), los mamíferos tenemos que darle
a nuestras hembras el rol protagónico que se merecen.
Ellas son mucho más
importantes que ellos porque tienen la posibilidad de gestar completamente a un
nuevo ejemplar a partir del mínimo estímulo de un espermatozoide que fecunde al
óvulo.
Como si esto fuera poco,
también son capaces de alimentar con su cuerpo durante varios meses, de tal
forma que hasta podríamos sugerir que el embarazo dura la suma de 9 meses más
los 6 de lactancia, es decir, 15 meses.
Pero como las madres están
especialmente preparadas para la crianza de nuevos seres humanos, ellas siguen
teniendo el rol protagónico en la única misión (conservar la especie), durante
décadas.
Esta información nos llega a
los varones y creo que la asumimos porque tenemos una tendencia muy marcada a
correr riesgos vitales como rasgo masculino que nos identifica.
En otras palabras, a los
varones nos gusta hacer cosas peligrosas, amamos el heroísmo y hacemos
tonterías que pueden costarnos amputaciones, invalidez y también la vida.
Si nos sentimos muy viriles
corriendo riesgos y asumiendo que somos particularmente prescindibles, entonces
es probable que también tengamos una reacción adversa cada vez que los
gobiernos agitan campañas prevencionistas de los accidentes y las enfermedades.
Es probable que la propaganda
del tipo « ¡Cuidémonos más!», genere muchas precauciones en las mujeres
imprescindibles y mayor descuido en los varones prescindibles.
(Este es el Artículo Nº 1.850)
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