Es inteligente lograr que a una mayoría se nos atrofie la inteligencia. En eso están.
Una tontería dicha por alguien prestigioso se convierte en genialidad, creatividad o extravagancia. Esa gloriosa tontería corre con ventaja para convertirse en noticia, avance filosófico y tonificante del sentido común.
Una tontería dicha por una persona desconocida se convierte en una tontería dicha por una persona desconocida, es decir, no cambia de estado. Conserva sus cualidades originales.
Como pertenezco a esta segunda categoría les propondré una tontería que tiene vinculación con lo que el lenguaje dice sin decir.
La inteligencia es esa habilidad adaptativa que tenemos los seres vivos de prácticamente todas las especie.
El fototropismo es una forma de inteligencia. Consiste en el movimiento que hacen las flores para mirar el sol procurando la máxima exposición. Giran sobre su tallo como nosotros giramos la cabeza para ver quién viene.
La palabra inteligencia tiene incrustada otra palabra que enriquece el significado más visible.
Efectivamente (y aquí va la tontería) inteligencia incluye algo que siempre intentamos hacer: elegir lo mejor, quedarnos con lo más conveniente, optar por lo más beneficioso, ya sea una butaca en el teatro, una manzana en el frutería o un cargo interesante, bien remunerado, ideal para nuestra vocación.
La vida de las plantas es bastante más sencilla que la de los humanos. Las flores que buscan el sol no se pelean, ni se engañan, ni se hacen trampa.
Los humanos usamos como una de las estrategias para que otros no elijan lo que deseamos elegir para nosotros, empobrecer, embrutecer, atontar la inteligencia de nuestros competidores, criticando a los estudiosos, despreciando a los más hábiles, aplaudiendo a los groseros, malhablados, prepotentes.
De todos modos es mejor esto que terminar como adorno en un florero.
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