martes, 12 de julio de 2011

La gestación de hijos ideales

El sexo meramente placentero incluye la fantasía de que se gestarán hijos ideales.

Decía hace poco tiempo (1) que las mujeres cuando no están en plan reproductivo pueden disfrutar del «sexo recreativo», entendiendo por tal el que se practica por placer, diversión, amistad.

Ocurre que la cultura funciona como una especie de segunda naturaleza porque la educación recibida, los hábitos desarrollados a través de los años y las creencias sobre lo que está bien y está mal, a veces entran en competencia gananciosa con los instintos propios de nuestra especie.

Este instinto sugiere que el deseo sexual tenga por único objetivo la conservación de la especie.

Hace meses también les decía que en esta actividad, los animales recibimos un pago estímulo por ejecutar esa misión consistente en las sensaciones voluptuosas del orgasmo o de al menos un gratificante bienestar (2).

Desde que se descubrieron formas de evitar el embarazo la actividad sexual ganó terreno, especialmente para las mujeres que pueden administrar (controlar) con más seguridad el inmenso tesoro que tienen en su anatomía

Hacer el amor implica, en mayor o menor grado, fantasear con que habrá un embarazo y se cumplirán imaginariamente todas las emociones de dar a luz un hijo que, en este caso, no llorará, no ensuciará ni esclavizará a sus padres.

Lo comparo con el juego El Banquero (El Financista o Monopoly), en el que los participantes hacen transacciones audaces, millonarias, ambiciosas, con la tranquilidad de que el dinero no es verdadero sino que terminada la diversión, todos los elementos se guardarán en una caja hasta que nuevamente surja la oportunidad de divertirse.

El «sexo recreativo» nos permite soñar con la creación de una nueva estirpe, con repoblar un continente o fundar un reino de descendientes, disfrutando además de las placenteras sensaciones corporales.

(1) La sexualidad recreativa femenina

(2) Menos orgasmos y menos salario

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