La sexualidad está presente en los aspectos más importantes de nuestra existencia. Es su eje.
He creado este blog donde se encuentran los artículo que argumentan a favor de la hipótesis según la cual el ser humano (y cualquier otro ser vivo) tiene por única misión conservarse él y la especie.
Sin embargo esta propuesta no es coherente con las hipótesis reunidas en otro blog (1) y que fundamentan la idea de que el libre albedrío no existe porque estamos totalmente determinados por factores ajenos a nuestro control (genéticos, geográficos, culturales, etc.).
En otra palabras, si el ser humano tiene por lo menos una misión (conservar la especie), entonces tiene algo para decidir, lo cual no puede ser.
Para conciliar ambos conceptos correspondería decir que ni siquiera tenemos la misión de conservar la especie porque la naturaleza nos impone el deseo sexual reproductivo, nos obliga a buscar alivio de los dolores y curación de las enfermedades.
En este contexto de conservación de la especie y determinismo, los humanos tenemos el siguiente desempeño.
— Los senos maternos fijan en cada uno de nosotros las primeras sensaciones de bienestar asociadas a la sobrevivencia (conservación de la especie);
— Los senos dejan de alimentarnos y esa carencia nos instala una sensación de incompletud inespecífica, genérica, inefable, que denominamos deseo;
— La condición de carencia inespecífica, genérica e inefable permite suponer que la leche materna (objeto perdido) puede ser representada en la vida adulta por el dinero porque también satisface genéricamente nuestras carencias;
— Tanto la felación (2) como besar los senos, evocan nuestra lactancia y forman parte de las prácticas sexuales adultas.
Conclusión: si existe un vínculo entre nuestro deseo (lactancia perdida), el dinero como símbolo de la leche materna y la sexualidad adulta, entonces los problemas económicos pueden estar vinculados a los problemas sexuales.
(1) Libre albedrío y determinismo
(2) La felación lactante
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