lunes, 7 de abril de 2014

Desigualdad reproductiva


Para que sigamos gestando nuevas generaciones, la mujer debe sentirse menoscabada por el varón, para que intente vencerlo eróticamente, en cuyo caso, muy probablemente, se producirá la fecundación necesaria.

«El Día Internacional de la Mujer Trabajadora o Día Internacional de la Mujer conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Se celebra el día 8 de marzo. Es fiesta nacional en algunos países.» (1)

Desde mi punto de vista, toda igualdad entre desiguales constituye una injusticia, una incomprensión, un acto antojadizo estimulado desde emociones desalineadas con la Naturaleza. En este caso: la mujer y el hombre son diferentes y nada que intente igualarlos será una buena cosa.

Más aun: cada rol social que tiene un “Día de” (mujer, madre, niño, abuelo, secretaria, bombero), señala a quien está sufriendo alguna ignominia que se intenta reparar tan solo mediante este hipócrita artificio de adular cada 365 días a la víctima, de tal forma que se calle, no proteste y siga siendo abusada.

En este caso, además de criticar el uso de tan pobre artilugio adulando a las víctimas, aplicándoles una anestesia de efecto anual, agrego algo más que puede ser digno de mención.

Como dije más arriba, los seres humanos diferentes no deben ser igualados porque por algo lo son. Igualar lo distinto es una forma de injusticia, violencia torpe, necia, sensiblera.

En este caso es aun peor porque los varones y las mujeres necesitamos ser todo lo diferentes que podamos para que el fenómeno reproductivo nunca se detenga. Necesitamos conservar la especie y para eso hace falta que sigamos siendo desiguales. Las parejas homosexuales, por ejemplo, no pueden reproducirse y el vínculo entre hombres y mujeres demasiado simétrico los neutraliza e impide la sexualidad reproductiva.

Para que sigamos gestando nuevas generaciones, la mujer debe sentirse menoscabada por el varón, para que intente vencerlo eróticamente, en cuyo caso, muy probablemente, se producirá la fecundación necesaria. Por el contrario, si fuera el varón quien se sintiera menoscabado por la mujer, reaccionaría destructivamente, quizá matando o hiriendo de gravedad a ese ser superior que lo degrada.

Por lo tanto, por como estamos constituidos, el varón nunca debería sentirse inferiorizado porque se pone agresivo. Cuando la mujer se siente inferiorizada, apela a seducir y finalmente a copular con quien la somete, gracias a lo cual conservamos la especie.


(Este es el Artículo Nº 2.172)


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