En la imagen del Sagrado
Corazón de Jesús vemos un corazón en llamas que representa a la ambición (deseo ardiente). Quizá algunos
cristianos, que rechazan la ambición en sus vidas, suponen que así debe ser
porque la ambición es monopolio de Jesús.
En el acierto o en el
error, sigo creyendo que el cristianismo, con sus creencias, sus religiones, su
dogma, es un verdadero aliciente para que los pobres sigan siendo pobres y
acepten, sin avergonzarse, las dádivas que reciben de los gobernantes asistencialistas
(generalmente populistas y casi siempre de izquierda), porque en algún lugar
del Nuevo Testamento (Mateo, 6:26-34 – Sermón de la Montaña), Jesús habría
dicho que no tiene sentido trabajar para ganarse la vida sino que, observando
lo que hace Dios con los pájaros y con los lirios del campo, con cuánta más
razón atenderá las necesidades de alimentación y de vestimenta de los humanos
que se dediquen a adorarlo y predicar su palabra.
En suma: los cristianos tienen la obligación moral de no trabajar,
por dos grandes motivos:
1) Porque Jesús dijo que no es necesario trabajar; y
2) Porque quienes trabajan seguramente desatenderán lo más
importante, esto es, adorar a Dios y predicar su palabra. (No quiero ni
imaginar cómo sería el planeta con solo curas y monjas. De hecho se habría
extinguido la especie porque ellos no quieren tener hijos).
En el video asociado a este artículo les comento algo
referido a la ambición, en tanto esta puede definirse como deseo ardiente.
Efectivamente, en la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
puede verse, instalado en el cuerpo del líder, un corazón en llamas, rodeado de
espinas.
Además de que esta imagen es sádica y que solo puede ser
valorada por gente masoquista, agrego que también existe, entre los cristianos,
una segunda intención disimulada.
Según creo, esta imagen que tan claramente simboliza a la ambición, podría indicarnos que los
cristianos son personas que tratan de quitarse de encima la molesta carga de la
ambición, porque esta nos obliga a trabajar, estudiar, ser disciplinados,
austeros, ahorrativos.
A partir de estas premisas, este artículo y video intentan
compartir la idea de que entre los cristianos, la ambición (el afán de
progreso, intelectual y material) está delegado en esa figura sado-masoquista
(la figura del Sagrado Corazón). Los creyentes en este mito tienen resuelta la
molestia que padecemos los ambiciosos que no podemos delegar en otro esa
vocación y los esfuerzos que nos impone (trabajar, estudiar, ahorrar).
(Este es el Artículo Nº 2.172)
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